SEMBLANZAS por Restifer 1951 (Alfaro)
Fisiológicamente sabemos de la vida humana algo, pero ¿en qué parte del organismo radica ese embrión que espontáneamente hace a un hombre poeta? Es una virtud, decimos y cubrimos nuestra ignorancia con una palabra; porque no cabe duda, que hay seres dotados de algo que llamamos arte, manifestándolo exteriormente, sin preparación alguna, sin estudios previos, sin excitantes, es un soplo divino, es un don de Dios.
Este es el caso de Restituto Fernández, RESTIFER; busca consonantes en los diccionarios, que no lee a los clásicos, que ni gramaticalmente está preparado, porque no ha estudiado Gramática, ni Literatura, ni Filosofía, ni Arte; y es un Artista, es un Poeta.
Es una flor silvestre, que sin abonos, sin riegos, sin labores previas, vive y se reproduce dando frutos lozanos, que son sus versos. ¿De dónde saca la savia vivificadora que produce este milagro?
Hay poetas que también han poseído esa virtud innata, pero se han cultivado en el estudio; RESTIFER no ha estudiado, ni estudia; todo lo saca de su magin, con facilidad, con sencillez, sin torturar su inteligencia para que rime, su mano escribe lo que dicta su cerebro. El fenómeno es curioso y ya se ha dado en varias personas, pero no como en este caso; la llama de la inspiración se apaga sino se ilustra con la enseñanza; así vemos los poetas clásicos- los del siglo XIX – los contemporáneos; todos han cultivado su talento, todos han leído mucho, han alternado con los sabios, con literatos, con gente ilustrada; nuestro RESTIFER, no vive en terreno apropiado donde se cultiven letras, no habla con literatos, ni con poetas; su vida se desenvuelve desde que nació en este pueblo eminentemente agrícola, con sus paisanos, gente honrada, sencilla, trabajadora, pero rústica, y año tras año, sigue produciendo poesías con pasmosa facilidad.
RESTIFER nació poeta; empezó a deletrear, a unir sílabas, a formar palabras, y aprendió a escribir haciendo versos; pero lo extraordinario es que esto ocurrió a fines del siglo XIX, y hoy con sus sesenta y tres años, gozando de inmejorable salud, sigue su inspiración tan exuberante, como si no hubiera pasado más de medio siglo.
Lástima que no haya conservado su producción; es el árbol sin dueño, que coge el fruto el primero que pasa y no deja rastro; rondas, funciones benéficas, homenajes y fiestas locales, en todas ha quedado la huella de sus poesías.
Lector: lo que vas a leer, si sigues navegando por estas páginas – es el libro titulado por su autor SEMBLANZAS – es su primera obra poética publicada, debido a incitación ajena, pues jamás se le hubiera ocurrido a RESTIFER coleccionar e imprimir lo que tan desinteresadamente ha estado siempre regalando; buena prueba es este trabajo, que caracteriza a su autor por la forma en que fue realizado. Los domingos y fiestas de guardar, RESTIFER, por la mañana, se sentaba ante una mesa de un café público, sacaba su lapicero, y usando el marmóreo tablero de piedra lapidaria, escribía –SEMBLANZA- y allí quedaban descriptas las características de una persona, sin criticar cualidades que pudiesen molestar al aludido, y en efecto, sus convecinos que leían las famosas SEMBLANZAS, decían: FULANO.
Las soltaba como frutos maduros del árbol sin dueño.